
Analizan en la BUAP historia de la asistencia pública en Puebla
- A través de los libros La Asistencia Pública y sus Instituciones en Puebla y Piedad y lealtad en la correspondencia del Ilmo. Victoriano López Gonzalo, 1779-1813
La asistencia pública y sus instituciones en Puebla son temas desarrollados en dos obras en las cuales se documenta cómo desde la Colonia la caridad y sus instituciones dependían de la voluntad de autoridades civiles y religiosas, así como la transformación que experimentaron a lo largo del tiempo.
En La Asistencia Pública y sus Instituciones en Puebla se analiza el auxilio a los más vulnerables y cómo se manifestaba en la creación de hospicios y casas de beneficencia, en su mayoría financiados por entidades religiosas o por donaciones de particulares.
La autora, la historiadora Lourdes Herrera Feria, describe en este texto el tránsito de la función caritativa a la implementación de políticas públicas más estructuradas y la participación del Estado en la atención a los sectores más vulnerables. De igual forma, cómo esto cambió en 2012, cuando el gobierno de Rafael Moreno Valle declaró extinto el Instituto para la Asistencia Pública del Estado de Puebla y en su lugar, con sus fondos, creó un fideicomiso destinado a ayudar a los pobres por iniciativa de hombres y mujeres reconocidos por sus impulsos filantrópicos a título individual.
En un segundo libro, Piedad y lealtad en la correspondencia del Ilmo. Victoriano López Gonzalo, 1779-1813, la doctora Herrera Feria vislumbra actores e instituciones que se dieron a la tarea de asistir a los pobres y desamparados en los antiguos territorios de Puebla, poniendo énfasis en el Ilustrísimo Victoriano López Gonzalo, obispo de la diócesis poblana durante 13 años.
El libro es resultado de la revisión de los archivos de la beneficencia pública, donde la investigadora encontró evidencias de historias dolorosas de personas de sectores vulnerables que nadie cuenta y que son comunes en la actualidad. Por eso, como científica social se cuestionó qué pasa con ellos y cómo ha sido su historia.
Gracias a este interés, postuló un proyecto ante Conahcyt ─hoy Secretaría de Ciencia, Humanidades, Tecnología e Innovación (Secihti)─, organismo que financió esta obra, en la que se revela la historia del auxilio social a los pobres en Puebla, del siglo XVIII al XX, pero sobre todo destaca la relación que existió entre don Victoriano López González y su leal secretario Don Manuel González del Campillo, a través del análisis de su correspondencia privada.
La intención fue reflejar la historia de la fundación del hospicio de pobres, por iniciativa del obispo Victoriano López González, quien se preocupaba por el destino de los niños mayores de 7 años que nadie tomaba a su cargo para hacerlos “hombres y mujeres de bien”, por lo que decidió crear una casa de asistencia en lo que era el antiguo Colegio de San Ildefonso, ubicado actualmente sobre avenida Reforma, entre la 7 y 9 Norte, en el Centro Histórico.
La autora narra, además, cómo don Victoriano convenció a las familias más acaudaladas de la época para que donaran recursos, los cuales se guardaron en un cofre especial dentro de la catedral, logrando acumular más de 50 mil pesos en oro de aquella época. Sin embargo, cuando la remodelación del edificio casi concluía y solo quedaba pendiente la aprobación de su reglamento interior fue nombrado para una diócesis en España, y por eso encomendó la terminación de la obra y los recursos pecuniarios reunidos a su fiel secretario, Don Manuel González del Campillo.
Al transcurrir los años, los nuevos obispos de Puebla no se interesaron en concluir el hospicio de pobres y presionaron a Don Manuel para que entregara el dinero a su resguardo, algo que no sucedió, pues lo mantuvo a salvo hasta, prácticamente, su muerte. La doctora Lourdes Herrera retoma y analiza en su obra la correspondencia de estos dos personajes, entre 1779 a 1813.
Don Manuel llegó a ser obispo en 1803 y siguió custodiando esos fondos con la esperanza de concluir la obra de su benefactor, pero poco tiempo después Don Victoriano falleció; luego estalló la agitación independentista y también murió Don Manuel. Solo entonces, las autoridades civiles consiguieron la entrega de esos dineros para enfrentar a los insurgentes. Fue así como Don Félix María Calleja, verdugo de los insurgentes, confiscó los recursos para defender la corona. Años después, cuando el país logró su independencia de España, el gobierno finalmente creó el Hospicio de Pobres, que en 1832 inició funciones, tal y como lo quería el obispo Don Victoriano López Gonzalo.
Los libros de la doctora Lourdes Herrera Feria destacan por abrir nuevas líneas de investigación sobre la pobreza y la marginación, así como por la interpretación que realiza de la correspondencia privada, que se mantiene como parte del acervo del Archivo General del Estado de Puebla.
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