- Su formación multidisciplinaria se ha cristalizado en la publicación de decenas de artículos, conferencias nacionales e internacionales, capítulos de libro, libros y dirección de investigaciones
Formado en el Instituto Politécnico Nacional, la Universidad Nacional Autónoma de México y la Universidad Libre de Berlín, Alberto Carrillo Canán se ha consolidado como un referente en la estética de medios en nuestro país. Su formación multidisciplinaria en áreas como Matemáticas, Economía, política y Filosofía se ha cristalizado en la publicación de decenas de artículos, conferencias nacionales e internacionales, capítulos de libro, libros y dirección de investigaciones. Adscrito a la Facultad de Filosofía y Letras de la BUAP, el académico es Nivel III del Sistema Nacional de Investigadores desde 2005, dada la amplitud, calidad e internacionalización de su trabajo. Asimismo, es miembro de la International Association for Aesthetics y The International Institute for Hermeneutics, además de fundador y chair de la Society for Media and Phenomenology (SPM).
“El medio es el mensaje” es uno de los postulados más célebres de Marshall McLuhan, teórico canadiense considerado uno de los fundadores de los estudios sobre medios. No obstante, para el doctor Alberto Carrillo Canán, esta aseveración generalmente es tomada a la ligera. El investigador de la Facultad de Filosofía y Letras, docente de la Maestría en Estética y Arte, es uno de los pocos académicos del país que estudia los medios desde una perspectiva filosófica.
“Todos los medios tienen una influencia radical sobre la forma de existir, pero no es nada más porque vivamos de manera diferente, sino porque, como un efecto de los medios, realmente empezamos a pensar de manera distinta sin darnos cuenta”, explica. Para evidenciar el alcance de dicha afirmación, propone un ejemplo que a primera vista podría considerarse simple: los anticonceptivos. “¿Qué han generado los anticonceptivos? El paso del sexo procreativo al recreativo. ¿Qué significa eso? Una actitud completamente diferente en la relación entre mujeres y hombres”.
Al respecto, indica que “los medios” no son únicamente los canales de comunicación masiva cotidianos como la televisión o el radio, sino cualquier tecnología. Las implicaciones que la introducción de anticonceptivos acarreó a la sociedad moderna, además de incidir en las relaciones interpersonales entre ambos sexos, impacta de forma profunda en el imaginario colectivo al modificar la forma en cómo se percibe la sexualidad. De acuerdo con el especialista, el imaginario colectivo no es consciente del alcance de esta modificación concentrada en la banalización de la sexualidad, la cual en todas las sociedades anteriores tenía una seriedad que ahora resulta inimaginable.
El interés del director y fundador de la Sociedad de Fenomenología y Medios por esta clase de investigaciones surgió después de su asistencia a un evento fundacional de la SPM en California en 1998. Asimismo, su fuerte formación en Filosofía lo ha llevado a realizar estudios sobre estética de medios, tanto los tradicionales como emergentes.
Ha publicado más de 10 libros como autor y editor, entre los cuales se encuentran Kant y la obra de arte (2013), Fotografía, cine, juegos digitales y narratividad. Estudios sobre la sensibilidad novomediática (2013) y Arte y Filosofía, Ensayos (2005). Así mismo, ha dirigido proyectos financiados por la Vicerrectoría de Investigación y Estudios de Posgrado de la BUAP y el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología desde 1998, año en el que ingresó al Nivel I del SNI.
Juventud e inclinación al marxismo
Alberto Carrillo Canán nació en una familia de artesanos carpinteros que tenían un interés particular por la técnica: “Recuerdo que cuando los rusos pusieron el Sputnik en órbita estaban totalmente emocionados. Entraban y salían, hablaban y decían. Esto es una muestra de su interés por la tecnología. En ese sentido eran muy progresistas, muy preocupados por eso”, recuerda.
Este contexto, aunado a su educación media superior en la entonces Vocacional 2 del Instituto Politécnico Nacional (IPN), fue determinante para que más tarde cursara la Licenciatura en Física y Matemáticas en la misma casa de estudios. Durante su formación se inclinó por el cálculo diferencial, el análisis de variable compleja y la geometría diferencial.
A la par de sus estudios, estuvo inmerso desde la vocacional en temas políticos y sociales, dada su cercanía con los movimientos estudiantiles de 1968. “Estaba yo muy comprometido en política y entonces me empecé a interesar mucho por las cuestiones de la teoría que tenían que ver con el marxismo y, por eso, empecé a estudiar Filosofía y Economía”, recuerda.
Si bien cursó la Maestría en Matemáticas en el IPN, de 1976 a 1978, debido a sus lecturas políticas se matriculó en la Maestría en Economía de la UNAM, donde conoció al marxista Bolívar Echeverría. “Toda la gente que estudiaba más seriamente el marxismo era su alumno”, resalta. Entre los autores marxistas que lo influyeron en este periodo destacan George Lukács, Karl Korsch, Natalia Miskosvka y Henryk Grossmann, entre otros.
Dado que la corriente marxista guarda una fuerte relación con la dialéctica hegeliana, Carrillo tuvo una inquietud constante por formarse en Filosofía en círculos de lectura con sus compañeros de posgrado. Sin embargo, su pasión por la ideología comunista lo llevó a trabajar como obrero metalúrgico e incluso como agitador entre los mineros de San Francisco del Oro, en Chihuahua.
Sus actividades al formar células comunistas entre los trabajadores propiciaron la huelga de la General Electric, afiliada al sindicato de electricistas SUTERM, en 1974, en San Pedro Xalostoc, Estado de México. “Habíamos estado haciendo trabajo porque venía la revisión del contrato colectivo y los obreros estaban muy agitados […] se me ocurrió con otro compañero voltear un tambo de basura: lo volteamos, me trepé y lancé la consigna de que si no llegaban los líderes a informar, al otro día no se entrara a trabajar.
Ese día me persiguieron los golpeadores del sindicato y de la empresa. Salí corriendo por piernas, entre los arrabales de por ahí, y al otro día realmente los obreros no entraron a trabajar. Estalló la huelga y duró como tres meses y tantos. Acabó en una derrota tremenda. Corrieron a un montón de obreros”, narra.
La universidad pública: necesidad de reestructuración
Su formación académica en instituciones de educación superior nacionales e internacionales, así como su experiencia docente en la Universidad Libre de Berlín, la UNAM y la BUAP, entre muchas otras, han modelado su visión de la universidad como institución social portadora de conocimiento. En este sentido, considera que la actual perspectiva de inclusión en este grado de estudios propicia que egresen jóvenes cuyo perfil no corresponde con las necesidades del mercado laboral y sin capacidades correspondientes al nivel universitario, rebajando el nivel general universitario.
“La universidad como está no debe seguir. En México sigue porque tiene el apoyo estatal; pero en Estados Unidos, por ejemplo, mis colegas ya están insertos en lo que se llama precision learning, que es el aprendizaje a la carta”. Por ello, es necesaria una reestructuración de la educación universitaria en la cual los conocimientos sean especializados y enfocados a fines concretos, en colaboración estrecha con las empresas, explica.
Un crítico de Heidegger
Al igual que miles de estudiosos de las humanidades en todo el mundo, Bolívar Echeverría Andrade, profesor emérito de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), tenía mucho respeto hacia la obra de Martin Heidegger, uno de los filósofos alemanes más influyentes en la segunda mitad del siglo XX. Pese a ello, entre los discípulos del catedrático mexico-ecuatoriano se encontraba uno que en 1994 obtendría el grado de doctor en Filosofía con una polémica tesis sobre la teoría del autor de Ser y tiempo.
Durante casi 10 años –de 1985 a 1994-, Carrillo Canán estuvo matriculado en la Universidad Libre de Berlín, Alemania. A pesar de que había obtenido una beca inicial para cursar un doctorado en Economía, su vocación por la Filosofía provocó que se dedicara a clases y estudios en esa área. Esta decisión, así como su proyecto de tesis doctoral sobre la obra de Martin Heidegger, fue fundamental para que el filósofo alemán Ernst Tugendhat realizara los trámites administrativos que convertirían a Carrillo Canán en candidato a doctor en Filosofía.
Su tesis de grado –al margen de las tendencias políticas personales-, señala que Martin Heidegger ofrece una fundamentación radical y profunda del fascismo. Basada en los postulados de Kierkegaard y Husserl, la postura heideggeriana propone que el acceso a la realidad lo da la situación extrema.
“La situación extrema de todas las situaciones extremas es la lucha. Entonces, el pueblo se constituye y se entiende a sí mismo como pueblo justamente en la guerra y desde la guerra. No es una cuestión nada más de una cierta corriente filosófica alemana, sino que es muy profunda. Hegel tiene por ahí unos fragmentos donde dice que la paz es como el agua estancada donde se pudren las cosas y que lo que necesitamos para que un pueblo sea vivaz es el movimiento del agua, y que ese movimiento del agua es la guerra”.
El análisis efectuado por Alberto Carrillo creó tensión entre sus dos asesores, Tugendhat y Michael Theunissen, ambos discípulos y admiradores críticos de Heidegger. No obstante, las dificultades que un trabajo de esta clase entrañó, el comité de profesores encargado de su examen profesional le otorgó, por votación de cuatro contra cinco, la distinción Magna Cum Laude, la segunda más alta en el rango de reconocimientos.