- Gracias a este prototipo donado por los estudiantes, “Trapito”, un perro criollo que fue atropellado, volverá a moverse con facilidad
Alumnos de la Facultad de Ciencias de la Electrónica (FCE) de la BUAP diseñaron prototipos de sillas de ruedas para perros, para que aquellos que perdieron el funcionamiento de sus extremidades, puedan volver a moverse con facilidad. Su fabricación es a base de materiales reciclados, como tubos de PVC y ruedas de bicicleta, que reducen significativamente su costo.
Uno de estos prototipos fue donado al Hogar Canino Vida Nueva, asociación dedicada a rescatar y brindar atención a perros de la calle, para que pudiera ser usado por “Trapito”, un perro criollo que perdió la movilidad de sus patas traseras, debido a un atropellamiento, habitante de este lugar mientras espera ser adoptado. Además, otras seis sillas de ruedas serán entregadas al albergue Milagros Caninos, en la CDMX.
Said Rodríguez Honorato, Julio Meneses Tepox, Ricardo Guerrero Colmenero, Alejandro Álvarez Zepeda y Héctor Viveros Suárez, son algunos de los estudiantes de Ingeniería en Mecatrónica, de la FCE, que diseñaron estas sillas de ruedas como parte de un proyecto de la materia Tópicos selectos de biomecatrónica.
De acuerdo con Said Rodríguez, el primer paso fue un diseño por computadora; después su fabricación a base de materiales de CPVC, más resistentes y ligeros, hasta completar la estructura completa y ser adaptada al animal.
Los prototipos de las sillas (hecha con los tubos) son colocados sobre el cuerpo del perro y este es sujetado en la parte del estómago por un arnés, de modo que las patas delanteras (en este caso) queden libres para caminar, y la parte inferior del cuerpo puede moverse con la ayuda de las rueditas.
“Nuestro prototipo fue hecho con materiales reciclados, como tubos de PVC y ruedas de bicicleta, además de cemento. Desarrollamos una suspensión para que el perro pudiera descender de una escalera o una banqueta, tuviera mayor movilidad y no sintiera tan brusco el golpe de la bajada; por ello, hicimos una especie de pistón al que le pusimos una cámara de bici”, explicó Ricardo Guerrero.
Para Julio Meneses, más allá de obtener una calificación, “este tipo de proyectos nos permiten formar vínculos con la sociedad, como los albergues caninos, de modo que como universitarios logramos que nuestro trabajo trascienda y tenga un impacto”.
A su vez, Ana Luz Muñoz Zurita, profesora investigadora de la FCE y docente de los jóvenes, refirió que una característica de este proyecto es que las sillas pueden fabricarse de forma sencilla, con materiales de bajo costo, lo que permitirá que las personas interesadas puedan tener la suya sin gastar una gran cantidad de dinero.
A futuro se pretende integrar a estudiantes y académicos de otras áreas de la Universidad, como de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia, para conformar un grupo de investigación para crear más y mejores diseños como estos, en beneficio de otros animales. Asimismo, los estudiantes consideran la creación de tutoriales o la impartición de talleres en los que enseñen a la población a fabricar estas sillas de ruedas.