- Desde una política pública tendría que evitarse la extinción de las lenguas indígenas
“Desde que tengo conciencia, desde que tengo recuerdos, yo hablo esta lengua”, afirma Natalia de Jesús Juárez García, hablante de mazateco y estudiante de la Licenciatura en Relaciones Internacionales de la BUAP.
Natalia es originaria de San José Tenango, municipio de Oaxaca, donde 97.7 por ciento de la población habla alguna lengua indígena (INEGI). Fue ahí donde tuvo sus primeros acercamientos con el mazateco, un idioma que domina toda su familia y gran parte de esa comunidad.
Al desenvolverse en una población con un alto porcentaje de hablantes de lengua indígena, su educación primaria fue impartida por docentes bilingües: en español y mazateco.
La estudiante de la Licenciatura en Relaciones Internacionales asegura: “Aquí en la universidad (BUAP) no he sufrido ninguna discriminación, pero hay personas cercanas a mí que sí han sufrido”.
Considera que la segregación de las lenguas originarias se debe a que en algunas regiones no hay profesores que hablen la lengua nativa, lo que provoca desinterés de los menores por la misma, y esto a su vez desencadena la violencia epistémica de derechos lingüísticos, problemática que infiere puede abordarse desde una política pública educativa: “Desde allí tendría que empezarse, para que esta situación no llegue a la extinción de todas las lenguas que todavía siguen vivas”.
Con relación al Año Internacional de las Lenguas Indígenas (AILI), este 2019, opina: “Ha sido muy importante para nosotros, porque nos ha dado la posibilidad de apropiarnos de espacios importantes como este y dar a conocer las realidades que viven pueblos hablantes de una lengua indígena. Este año ha dado la posibilidad de reconciliarnos con nuestras lenguas”.