- Amparo Coronado Zavala, directora de Educación Media Superior de la Secretaría de Educación de la CDMX, habla sobre violencia sutil que viven las mujeres
La violencia no es natural: es un acto dirigido e intencional, un abuso de poder mediante el empleo de la fuerza, sea física, psicológica, económica o cualquier otra. Si no cambiamos esa percepción del poder por liderazgos basados en la honestidad, la empatía, la igualdad y fraternidad, esta situación aumentará cada vez más, afirmó Amparo Coronado Zavala, titular de la Dirección de Educación Media Superior, de la Secretaría de Educación de la CDMX.
Durante su participación en el webinar “Universidad sin Violencia”, comentó que como sociedad se ha reflexionado muy poco acerca de las formas de violencia sutil a las cuales están expuestas las mujeres, mismas que no se reconocen tan fácilmente como la psicológica o física.
Mencionó que las canciones son un ejemplo de esto, en aquellas que se habla de la figura femenina como un objeto, y que generalmente los jóvenes no lo reconocen como tal y las reproducen. Además de ciertos comentarios en los que, incluso las mismas mujeres, se insultan con palabras despectivas en forma de “juego”.
“Otras formas de violencia son los chistes sexistas que colocan a hombres y mujeres en situaciones diferenciadas, algunos comentarios acerca de la vestimenta y apariencia física de las mujeres, así como ciertos contactos físicos como agarrar el hombro de una persona (a pesar de que la incomode) de forma intencional, dirigida y denotando abuso de poder”, señaló.
Por ello, enfatizó, es importante tomar conciencia y comenzar a erradicar este tipo de situaciones, desde el ámbito personal, la educación en casa, la forma como nos comunicamos con los demás, en la escuela y el trabajo. “Vamos a dejar de cantar esas canciones, de reírnos de esos chistes, de violentarnos entre mismas compañeras”.
La experta, quien cuenta con un Master en Género y Derecho. Políticas Públicas contra la Desigualdad, por la Universidad Autónoma de Barcelona, indicó que cuando una persona tiene poder sobre otra, o sobre algo, lo disfruta y por eso le es tan difícil dejar el tema de violentar. Por lo tanto, consideró que para lograr una verdadera igualdad se necesita renunciar a ese “privilegio”, de poder al cual se está acostumbrado.
Por otro lado, señaló que a través de la perspectiva de género es posible explicar cómo se dan las relaciones sociales entre hombres y mujeres, y nos permite reflexionar acerca de este tipo de temas y determinar qué cambios son necesarios.