- Se imparte en el ICGDE el curso “Análisis crítico del discurso político desde una perspectiva lingüística”
Cualquier discurso es una manipulación, pues este es construido con las palabras adecuadas para crear un receptor perfecto. Por ello, su análisis desde una perspectiva lingüística permite investigar sus motivos y la conveniencia del uso de las expresiones utilizadas en el mismo, afirmó Joanna Wilk-Racięska, catedrática de Lingüística y directora del Departamento de Estudios Ibéricos y Latinoamericanos de la Universidad de Silesia, en Polonia.
Para enseñar a evaluar la efectividad de los textos políticos, tanto de los ya existentes como de aquellos en preparación, la doctora Wilk-Racięska imparte el curso “Análisis crítico del discurso político desde una perspectiva lingüística”, en el Instituto de Ciencias de Gobierno y Desarrollo Estratégico (ICGDE) de la BUAP.
En este los asistentes aprenderán a seleccionar y aplicar los marcos interpretativos relacionados con el contexto histórico-político-cultural, adecuados a una situación concreta del discurso. De igual manera, evaluarán la carga valorativa y la adecuación del uso de las palabras en escritos dirigidos a un receptor específico, como minorías y etnias; también analizarán la argumentación, lógica y conversacional, además de su correlación.
El temario consta de seis partes: Discurso objetivo vs discurso subjetivo; Análisis crítico del discurso. ¿Cómo lo entendemos los lingüistas?: definiciones básicas; Marco/frame en la lingüística; Análisis interior del discurso: en el nivel de la palabra, del enunciado y del texto; Análisis axiológico: selección de las palabras emblemáticas y de las palabras con funciones axiológicas, de opinión, entre otras; y Análisis de la argumentación.
El sentido de las palabras
Las palabras tienen vida propia y pueden utilizarse para un determinado objetivo. “Los sentidos de las palabras van más allá de su significado en los diccionarios, también involucran asociaciones culturales, sociales y de estereotipos”, explicó la doctora Joanna Wilk-Racięska.
Determinados conceptos, como patria, libertad y respeto, abren un acceso a la memoria latente de los receptores; es decir, la gente las relaciona intuitivamente con algo bueno y suyo, así influyen en el público, abundó la especialista.
Otro truco a utilizar en la construcción de un discurso –refirió- es el distanciamiento. “El emisor se distancia, no dice yo, dice nosotros. No es él, somos nosotros. De esta manera, se acerca al pueblo”. Asimismo, se buscan aquellas unidades lingüísticas con sentido parecido (sinónimos), con el fin de repetir y reforzar el argumento o idea central en la mente del oyente.
Por eso, se dice que el receptor no es una persona libre. “Es enjuiciada y manejada por el discurso, el cual crea a un receptor perfecto. Se manipula porque se quiere persuadir a la gente”, puntualizó la académica de la Universidad de Silesia.