“Una bióloga no divulga ciencia”, le decían a la hoy galardonada con la Presea Estatal de Ciencia y Tecnología

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Jueves, Octubre 11, 2018

·         Tania Saldaña Rivermar, egresada de la BUAP, realizadora del programa Tras las huellas de la naturaleza

 

Al iniciar su tesis sobre la dieta de una lagartija que vive en Oaxaca, Tania Saldaña Rivermar, bióloga por la BUAP, pensó en la idea de divulgar el conocimiento científico mientras investigaba. En ese entonces recibió críticas. “Un biólogo no hace eso”, le decían. Después de 13 años de emprender proyectos con tal fin –obras de teatro, talleres, conferencias, capacitación y, desde hace 11 años, el programa Tras las huellas de la naturaleza, en Radio BUAP- ganó la Presea Estatal de Ciencia y Tecnología “Luis Rivera Terrazas” 2018, categoría Divulgación de la Ciencia.

          Con los resultados de este esfuerzo iniciado hace 13 años, cuando se creó el colectivo Callicoatl para divulgar ciencia y educación ambiental, sus colegas la felicitan por realizar “una labor que hace falta”, la cual emprendió por sus “ganas de compartir el conocimiento, a fin de que no se quede en el laboratorio, porque aunque todas investigaciones son bonitas, de nada sirven si nadie más que sus autores las conocen”.

 

-Cuéntanos de tus inicios como divulgadora científica.

-Cuando comenzamos a hacer esto no sabíamos siquiera lo que estábamos haciendo. No fue que dijera “yo voy a ser divulgadora y trabajaré en educación ambiental”. Más bien nos pareció una actividad interesante mientras realizábamos nuestras tesis. Conforme el proyecto avanzaba, empezamos a profesionalizarnos, tomar cursos y a actualizarnos en términos pedagógicos para conocer cómo transmitir el conocimiento.

 

        Junto con otros compañeros de la Facultad de Ciencias Biológicas de la BUAP, en 2005 creó el citado colectivo, el cual debe su nombre al herpetario de dicha unidad académica: Coatlcalli o “Casa de Serpientes”, a cargo de la profesora Guadalupe Gutiérrez Mayen, su asesora de tesis. “Solo se invirtió el nombre porque la mayoría hicimos carrera ahí, también servicio social y voluntariado”, recordó.  

-¿Por qué es importante divulgar?

-Sobre todo en términos ambientales, debido a los problemas con los que nos enfrentamos hoy en día, los cuales mucha gente desconoce. Es fundamental darles ese conocimiento y alentar nuevas vocaciones científicas.

 

        En ese entonces, Callicoatl inició con una obra de teatro guiñol sobre la conservación del ajolote. Después de dos años de visitar escuelas y otras instituciones, incluso de haberse presentado en el zócalo, pensaron en la necesidad de llegar a más público, fue entonces cuando plantearon la propuesta en Radio BUAP.

          El 18 de noviembre de 2007 se transmitió por vez primera el programa Tras las huellas de la naturaleza. Hoy, como desde aquel primer domingo, la acompaña en la conducción y producción el también biólogo por la BUAP Constantino Villar.

          “Nosotros somos biólogos. En ese entonces no teníamos tantas nociones de comunicación. Pensamos que haber hecho la propuesta quedaría en un buen intento, hasta que recibimos una llamada en la que nos notificaron la aprobación del espacio. Con esa noticia comenzamos los domingos a las 9:30 horas. Desde hace 11 años estamos en Radio BUAP”, recordó Saldaña Rivermar. Tras las huellas de la naturaleza sigue transmitiéndose todos los domingos, pero ahora en punto de las nueve de la mañana.

 

Un biólogo no divulga ciencia –le decían

La joven ganadora de la Presea Estatal de Ciencia y Tecnología “Luis Rivera Terrazas” 2018, desde hace seis años escribe en el suplemento Saberes y Ciencias, de la Jornada de Oriente. Recién recibió un reconocimiento por parte de la UNAM tras haber participado en su Diplomado en Divulgación de la Ciencia. Aunque ya tiene una trayectoria de más de una década en la materia, reconoce que aún faltan muchos esfuerzos por hacer, ya que la cultura científica es muy escasa en la sociedad.

        “Me he dado cuenta que hay muchos conceptos científicos de los que la gente habla, pero en la mayoría de los casos, también desconoce”, comentó. Todo mundo habla de los beneficios del aloe vera, pero muy pocos saben que se trata de la sábila.

 

-¿Cuáles son las dificultades en esta labor?

-Que no hay presupuesto. Hace trece años, siendo aún estudiantes, le comentamos a algunos profesores cercanos que comenzaríamos a hacer divulgación de la ciencia y educación ambiental, a nuestro entender. Nos decían: “dejen de perder el tiempo. Los biólogos no hacen eso”. Ahora, cuando nos encontramos, tras ver el desarrollo de nuestros proyectos, nos comentan “es algo que hace mucha falta”.

 

        La herpetóloga les recrimina: “Muchas gracias. Pero al principio no me apoyaste. Por eso mismo conseguí presupuesto, lo que ha sido difícil, pues tenemos que tener trabajo fijo en otros lugares y combinarlo con esta labor para mantenernos como divulgadores. Hoy no hay un letrero que diga: se busca divulgador de la ciencia”.

 

-¿Para qué más vocaciones científicas en México?

-Porque son las carreras menos consideradas y lo son porque se desconoce su importancia. Mientras no se les reconozca, no habrá chamba para los científicos. Cuando la gente sepa, sobre todo de sus beneficios en la vida cotidiana, entonces la sociedad comenzará a decir que siempre sí requieren de científicos. En este caso la divulgación es importante, porque persiste el estigma de que la ciencia es aburrida. Es una noción que ha ganado y muchos de los jóvenes que están por concluir su preparatoria dicen “no gracias, la ciencia es muy aburrida”.

-¿Qué procuras en tu labor de divulgadora?

- Que sea divertida, entendible e innovadora.

-¿Qué sigue?

-Continuar con los proyectos que tenemos. No solo mantenerlos, sino darles mayor fortaleza. Tenemos una docena de niños que participan en el programa. Los estamos formando como reporteros verdes y, sobre todo, en el gusto por la ciencia. Veremos qué otros proyectos haremos para llegar a más público. A la gente que le gusta la ciencia por sí mismas llegan. ¿Cómo atraemos a quienes no les gusta? Hay que pensar.